Pedro Pablo Paredes
No hay nada tan interesante entre nosotros como los versos. Como los poemas, más exactamente, más precisamente, más críticamente, más estoicamente. Esto, porque, aquí entre nosotros los venezolanos, la gente cree que los versos son siempre poemas. La equivocación es de peso. Porque los poemas son los que nacen en versos hasta cierto punto. ¿Cuál punto? Aquel en que el poema, cosa que ignoran muchos lectores y aspirantes a poetas, también se alcanza en la más perfecta de las prosas posibles. Porque el poema, aunque se ha realizado mucho, pero muchísimo, en verso, también se alcanza en prosa legítima.
El problema parece difícil de entender, pero resulta transparente. El verdadero poema, en cualquier idioma del mundo, famas depende de la forma. No, señores. El poema depende, haya sido desarrollado en verso o haya sido desarrollado en prosa, depende, repetimos, de su elaboración. ¿Está claro? Más claro, como reza el refrán, no canta el gallo.
Repetimos estas notas, que son conocidas de sobra por todos los lectores, frente al libro titulado «Versos de amor secreto para un secreto amor», el cual es de nuestro distinguido amigo merideño Carlos E. Rodríguez Sánchez. Un poeta que llega, con esté libro tan interesante, al cuarto paso de su bibliografía personal.
¿Qué es el libro citado de nuestro también citado amigo merideño? Es una obra breve. Como tienen que ser, casi siempre, los poemarios. Se trata, pues, de sólo 18 poemas. Los suficientes para que i tengamos clara la imagen del autor. El libro nos entrega, entre otras cosas, 6 sonetos y 12 poemas abiertos, si pueden llamarse así. El verso clásico y el verso moderno aparecen aquí juntos y sin estorbarse.
Con lo dicho, con ser tan breve, estamos ahora mismo calificando el libro de nuestro amigo. Hay un refrán que dice que lo breve, si es bueno, resulta dos veces breve. Esta es la hazaña creadora de nuestro lírico. Sus 18 poemas, viéndolos bien, valen por su cédula de identidad lírica. ¿No maneja con seguridad y acierto el soneto y el romance y el poema que solemos denominar abierto? Pues, nuestro amigo y colega puede sentirse tranquilo. Con este breve poemario nos ha probado su sensibilidad creadora de diversas maneras, tanto las tradicionales como las contemporáneas, como quien dice para dejar satisfechos a todos sus lectores. Sean estos lectores solamente lectores o además críticos. Ambos bandos leerán a Rodríguez Sánchez con igual satisfacción. La satisfacción que da el artista, el lírico, el poeta. Es decir: Carlos E. Rodríguez Sánchez.